El que toma no conduce
El 30 de mayo votamos la ordenanza para instrumentar controles de alcoholemia que permitan prevenir accidentes de tránsito y generar conciencia sobre el los riesgos concretos del consumo de sustancias.
Porque el Estado debe ser el principal garante de la seguridad vial.
En la primera sesión de este año presenté un proyecto para realizar controles de alcoholemia a conductores. El tema estuvo varias semanas en comisión del Concejo y los concejales nos reunimos con la directora de inspección general y representantes de comercios gastronómicos de la ciudad antes de aprobar la norma por unanimidad.
Los controles previstos deben cumplir al menos con dos
objetivos: concientizar sobre el riesgo propio y para terceros, y
fundamentalmente contribuir a hacer cesar el peligro, frente a lo cual las multas no son suficientes ni
efectivas. Por eso la ordenanza establece que cuando un conductor tenga niveles de alcohol más altos que los permitidos no podrá seguir conduciendo.
La acción más importante será la preventiva con la premisa de que quien toma alcohol no conduzca.
Además de los controles efectivos en distintos puntos de la ciudad, el artículo 9 de la ordenanza establece:
"La Oficina Municipal de Comunicación deberá realizar campañas sostenidas
de prevención y concientización sobre los riesgos del consumo de alcohol en
exceso y la prohibición de consumo de alcohol y otras sustancias para los
conductores de vehículos en el ejido municipal. El material gráfico que surja
de la oficina podrá disponerse en bares, restaurantes y lugares de
esparcimiento para que las medidas de prevención lleguen a mayor cantidad de
ciudadanos."
Los problemas de siniestros en el
tránsito se consideran de índole personal, porque los que lamentan las pérdidas o lesiones de un ser querido producto de los accidentes son las familias, sin embargo el principal garante de la seguridad
vial es el Estado.
Las normas nacionales y provinciales que
regulan el tránsito son importantes pero sin dudas los municipios somos los que estamos más cerca de la implementación de medidas activas como la colocación de semáforos u otra
infraestructura para regular la velocidad.
En ese sentido, buscando abordar la concurrencia de motivos que confluyen en los siniestros viales, tales como la imprudencia, la falta de señalización, las condiciones de las
calles y el mantenimiento de los vehículos, por mencionar algunas, debemos
considerar especialmente el consumo de sustancias que alteran la percepción y
capacidad de respuesta de los conductores y a eso apunta esta ordenanza.
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