Sin palabras
El intendente asistió al Concejo y no pudo dar cifras de la baja en la coparticipación provincial ni confirmar si habrá más bajas de contratos. La reunión se desarrolló sin números ni precisiones, y sin voluntad política de escuchar más que el eco de la propia voz.
El viernes recibimos al intendente en el Concejo Deliberante, lo convocamos enterados por la prensa de la crisis económica abrupta que sobrevino después de las elecciones, y como institución del gobierno municipal queríamos conocer datos concretos sobre la situación.
En la convocatoria se incluyeron más de diez resoluciones y ordenanzas incumplidas y se expresó la disponibilidad para hablar de cualquier otro tema que el intendente considerara importante que el Concejo conozca, para legislar aportando a la búsqueda de soluciones.
Pero la reunión no nos dejó nada de eso. Ni datos concretos. Ni certezas sobre las estrategias a seguir. Ni mayores explicaciones sobre las ordenanzas y resoluciones incumplidas.
Nada de nada.
El intendente leyó casi dos horas reloj, el planteo que llevaba en su computadora y ante preguntas concretas como ¿Cuánto había bajado la coparticipación provincial? dijo no tener los datos. Frente a la consulta sobre si habrá más bajas de personal manifestó que todo dependía de cómo sigan las cosas. Es decir, nada.
Sobre la falta de cumplimiento de las ordenanzas simplemente se dedicó a leer las actividades de varias áreas municipales relacionadas, aunque fueran cosas distintas de las que preguntábamos; un discurso elaborado de espaldas a lo que consultábamos en la convocatoria.
Solo de algunas cosas admitió incumplimientos. Sin embargo en todos los casos dijo que el Ejecutivo municipal ya hacía en esas materias, "más, y mejor, y desde antes de que lo pidiera una ordenanza". En definitiva, todo parece estar resuelto.
A otras preguntas contestó que no le constaba nada de lo mencionado, y que había ido a responder solo lo que estaba escrito en la nota y no otras cosas.
Nada dijo tampoco de la ordenanza que votamos hace unos días recategorizando los cargos políticos y reduciendo los gastos de representación; esa ordenanza que los concejales oficialistas votaron en contra. Al contrario, cuando habló de la crisis se refirió al "descuento voluntario" de sus funcionarios, quizás porque pretender que la ordenanza no existe le permite seguir planteando un salvataje municipal heroico, casi esquivando la responsabilidad del estado de las finanzas locales.
Me pregunto si vemos ciudades distintas. Trato de separar lo que se hace, reconozco lo que está bien, pero no encuentro puntos de contacto con un municipio cerrado en que todo lo hacen bien y por eso no necesita de nadie. A lo sumo invitan a los concejales "a agarrar una pala" (como nos dijo el viernes el intendente) y sumarnos a hacer las cosas, a su manera.
Me pregunto si vemos ciudades distintas. Trato de separar lo que se hace, reconozco lo que está bien, pero no encuentro puntos de contacto con un municipio cerrado en que todo lo hacen bien y por eso no necesita de nadie. A lo sumo invitan a los concejales "a agarrar una pala" (como nos dijo el viernes el intendente) y sumarnos a hacer las cosas, a su manera.
Ojalá existieran ciudades con todo resuelto, pero no las hay, y sin dudas Cosquín está lejos de eso. Quizás un buen paso para caminar a las soluciones sea admitir los problemas y sobre todo los errores. Seguramente el paso siguiente será reconocer que hay otros, y que le gusten o no al intendente, esos otros son parte de la ciudad.
Porque silenciar la diversidad no es un modo de avanzar a la salida sino una manera de caminar en círculo.
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